lunes, 30 de agosto de 2010

ANALISIS

¿Dónde Quedó la Revolución Mexicana?

Por Felipe Moreno

Nos guste o no nos guste, los ciclos históricos de México ahí están presentes: 1810, La Independencia de los criollos; 1910, el reacomodo entre pobres y terratenientes; 2010 el ajuste de cuentas entre "bandas criminales" y el Ejército de México. Y no entiéndase como no lo es o como se comenta allende nuestras fronteras en el norte de México. Esta no es la guerra de Felipe Calderón, a él únicamente le toca hacer el recuento de los muertos. El problema no es de México, obedece a la ya trastocada Seguridad Nacional, pero de los Estados Unidos de Norteamérica, luego del famoso 11 de Septiembre.
Hace ya más de seis años que un gobernador del Estado de Hidalgo se pronunció a favor de ciertos cambios en el Partido Revolucionario Institucional, tendientes a reformar su instituto político con miras a las elecciones presidenciales de 2006. El mandatario en cuestión y entonces precandidato del PRI a la Presidencia de México, habló incluso del cambio de colores, siglas partidistas y una profunda reforma de tipo ideológico al interior de su instituto político; es decir, fue un poco más lejos de cuantos priístas han ido en los últimos años cuando hablan de cambios y modificaciones en su partido. Más allá de las ideas y ambiciones que hoy motivan al ex gobernador de Coahuila Enrique Martínez y Martínez para formar bloques de ex gobernadores e impulsar la candidatura del mexiquense Enrique Peña Nieto a la Presidencia de la República en el 2012. Y es que: al tocarse el tema de la ideología en el PRI, se abre un extenso paréntesis entre los hombres y las ideas, entre las legítimas aspiraciones de ellos y ellas, amén los grandes problemas nacionales que, a 100 años de la primer revolución social en el mundo, arrojan grandes saldos rojos en las principales materias que dicha revolución dijo combatir o atender.
Más aún, a cien años de distancia los conservadores y la reacción, entre ellos curas políticos y empresarios beneficiados por el porfiriato, han regresado a los primeros planos del poder económico y político de México. Hoy, nadie habla ya de “Revolución” y menos aún de “La Revolución Mexicana”. Sólo en Coahuila el lema: Sufragio Efectivo No Reelección, esta por hacerse pedazos, ante la casi inminente y aberrante promoción política del que dice llamarse el hermano cómodo de su antecesor: Rubén Moreira Valdés, para gobernador, en sustitución de quien ahora lleva las riendas del Estado y que obviamente solo es un títere en el gobierno, ya que su hermano Rubén, protegido por la maestra Elba Esther Gordillo Morales, ya se encuentra listo y en espera de prolongar un mandato que debió ser únicamente de seis años y sin posibilidades de reelección, fuera esta directa o simulada. Humberto Moreira sólo es un hombre de papel.
Todo en política obedece a un propósito, la reelección. Por lo mismo su nombre - el de Revolución - poco a poco fue soslayándose de los textos oficiales y los discursos políticos. Primero fue en el PRI y después en Acción Nacional. Esto ocurrió de manera deliberada y programada en el gobierno de Miguel de la Madrid, hecho que se volvió costumbre en el siguiente régimen, cuando Carlos Salinas de Gortari incluso ordenó fuera omitido el término revolucionario en los discursos oficiales. Entonces se sustituyó el lema por el de "modernidad" o de plano se habló de "solidaridad", sólo faltó que a dichas pretensiones reeleccionistas se agregase al Instituto Nacional de Solidaridad un símil de los hornos que hicieron famoso al nefasto Adolfo Hitler.
Hubo un momento en la época de Carlos Salinas de Gortari en que el PRI estuvo a punto de cometer una gran pifia política al pretender cambiar su lema de “Justicia Social” por la palabra hueca de “Solidaridad”, extraída seguramente de las ideas extraviadas que hicieron héroe y Presidente al líder sindical polaco Lech Walesa. Afortunadamente hubo voces y oídos que atendieron los reclamos en contra para corregir aquella enorme estupidez que nada tenía de brillante y menos en materia política.
Tenía que venir del Estado de Hidalgo, uno de los últimos pilares del priísmo nacional, la arenga o consigna para reformar un partido que, de un modo u otro, con sus excesos y errores, le diera a México 71 años de paz social y evolución política.
Al amparo de ella (La Revolución Mexicana) crecieron grupos económicos y partidos políticos que hoy niegan dicha Revolución y ven más, cual buitres y aves de rapiña, sólo sus ganancias en materia económica y política. Las corrientes y no los partidos, son la dominante constante, donde se reproducen familias con abiertos intereses de tipo político, como pueden ser los de la gobernadora de Zacatecas, Amalia García y su hija Corichi.
Es curioso que hoy, a cien años de distancia, los hechos sean muy parecidos al pasado pre revolucionario. Hoy como ayer el pueblo está más pobre, prácticamente vive en la miseria o metido hasta el tuétano en el narcotráfico. No obstante, su nobleza lo lleva a no perder la esperanza por alcanzar un día la “justicia social”, de donde se ha colgado los últimos diez años el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador. Aunque sea, para quien esto sustenta, un proyecto más populista que popular en sus estrategias hacia el 2006 y 2012. Y se citan ambas fechas, porque así se le seguirá viendo en el 2018, 2024 y demás regimenes legítimos que encabece. Andrés Manuel López Obrador nunca será Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, y menos por agotamiento. De la Revolución de México, aquella que buscó un reparto agrario justo y equitativo, derechos laborales y la propiedad de los recursos naturales y los bienes nacionales, ya nadie se acuerda; hoy es más recurrente la búsqueda de las grandes inversiones extranjeras, sin límites en México; las privatizaciones al por mayor, la venta en materia de petróleo y electricidad e importación de los mismos recursos naturales; en lugar de atender a ese número de mexicanos miserables que rebasan con holgura la media nacional. Otro punto más a favor de López Obrador y sus estrategias presidenciales. Aunque, lo volvemos a señalar, nunca alcanzará la cúspide del sistema político de México. Su soberbia es indescifrable.
No se requiere ser de izquierda o de derecha y menos indefinido o de “centro” como lo es Manuel Camacho Solís, para darse cuenta dónde está el principal problema de México y los mexicanos. El de ayer es el mismo de hoy, obedece a esa pérdida de identidad nacional; a ese complejo de inferioridad que siempre ha caracterizado al mexicano, siempre postrado ante todo lo que viene del extranjero. Obedece a nuestras corruptas raíces emanadas de ese sucio mestizaje, soberbio por un lado, enfermo, virulento y sifilítico en su parte peninsular. Y es que, fuimos conquistados por la escoria sacada de las cárceles y penales de la Madre Patria.
El principal problema de México parte de esa idea, donde no todos somos iguales, pero creemos serlo por el hecho de respirar y caminar. En esa falsa unidad que se expresa todas las noches el 15 de Septiembre, siempre se termina al otro día en las calles de la desigualdad, precisamente en el lugar donde estábamos unas horas antes, sumergidos en la falta de unidad ante uno o varios proyectos políticos que no satisfaceran jamás a los grupos que se reciclan en el poder cada tres años. Los que se suman y reproducen en la oligarquía mexicana, donde lo mismo un loco que un narciso se ven al espejo y se dicen: pueden alcanzar la cúspide del sistema político.
Por eso el sistema político de México no avanza. Nunca nadie piensa en México. Hoy vemos a Vicente Fox, rodeado por mercenarios y no como debió ser para aquellos que votaron por un cambio. Que se puede decir de Felipe Calderón que sólo hizo un gobierno de amigos, tontos, corruptos y verdaderamente ineptos. Què se puede decir del que viene, si todos van más en pos de la popularidad que de la efectividad en la solución de los grandes problemas de México.
Fox vivió rodeado de mercenarios, brillaron por su ausencia los miembros del Partido Acción Nacional que lucharon por décadas. Y que decir de Felipe Calderón, cuando ningún panista de la vieja guardia figura en sus listas para hacerse cargo de la Presidencia de la Republica. Y es que, durante estos 10 años de panismo se renovó la cúpula del poder político de México, pero no hubo cambios en los círculos interiores del sistema político de México; así, gradualmente hasta tocar piso, donde debieron desaparecer esas viejas estructuras político burocráticas que pronto sacaran del poder político a los intrusos. Pareciera que las viejas estructuras del priismo estuvieran por reciclarse, al igual que lo están haciendo las del llamado crimen organizado, y donde la palabra sicario, bien pudiera obedecer a la de nuestros antepasados revolucionarios. ¿Qué fueron Villa y Zapata en sus orígenes revolucionarios?
Hace años que las arengas del Gobernador de Hidalgo, Manuel ángel Núñez Soto, debieron ser pronunciadas por algún otro dirigente político y puestas en marcha por un partido político. Es y siempre será por ahí, por los aspectos ideológicos donde estará la salida para un México y su sistema partidocrático. Hasta hoy el sistema sólo ha visto pasar, lustro a lustro, hombres, mujeres y membretes políticos. Nuevos pobres, nuevos ricos, pero nada sobre un verdadero proyecto nacional. Qué decir, cuando todos sabemos que Fox careció de ese gran proyecto de nación que con Calderón se ha hecho pedazos.
Estas semanas, de septiembre a noviembre, seguramente habrá uno que otro discurso para conmemorar a “La Revolución Mexicana”, y la Independencia de México, y es obvio que nada habrá que festejar por parte de quienes habitan en la Residencia Oficial de Los Pinos, donde estas fiestas populares fueron borradas de las ceremonias oficiales para dar paso a los festejos del 2 y 4 de julio. Más aún, panistas y “neo-reformadores” seguramente darían su vida porque estas fiestas fueran celebradas los 4 de julio, al mismo tiempo de la que se celebra - año con año- en los Estados Unidos de Norteamérica. Hoy, más que extraer petróleo, pedimos importarlo. Y, en materia de paz social, sólo se quiere destinar mayores recursos para la compra de municiones y armas, y así sostener una guerra que parece ya interminable.
¿Dónde quedó la Revolución Mexicana señor Presidente Felipe Calderón? ¿Más aún, estos días en que se pretende imponer a millones de mexicanos un sacrificio más en materia de impuestos, bienes y servicios? Esto es, para que los menos, los conservadores y privatizadores de México, sigan viviendo del sacrificio de todos los demás mexicanos.
Aunque sea cierto que la Revolución sea permanente en la historia del mundo y por ello se llame así: Revolución y sólo sirva para un reacomodo cada cien años.

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