Presentan en el Palacio de Bellas Artes la Cantata escénica Cuitlahuatzin
Redacción
El recinto de mármol recibió el espectáculo de ópera, teatro, danza y música escrito por Samuel Máynez Champion, con música de Samuel Zyman y 150 artistas en escena
A
503 años de su muerte, el tlatoani mexica Cuitláhuac regresó a la Gran
Tenochtitlan, esta vez por medio del espectáculo de ópera, teatro, danza
y música Cantata escénica Cuitlahuatzin, que fue escenificada en
versión concierto en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, el
lunes por la noche.
La
Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de
Bellas Artes y Literatura (Inbal), y la Secretaría de Cultura de la
Ciudad de México en colaboración con la iniciativa de la alcaldía
Iztapalapa, se recreó, en lengua náhuatl, el legado histórico, vida y
hazañas del único tlatoani mexica que venció a los españoles durante la
conquista española de México.
El
Instituto nuevamente abrió las puertas del Palacio de Bellas Artes a
otra de las manifestaciones artísticas que representan la diversidad
cultural e historia de sus pueblos originarios a través del
reconocimiento a su arte, lenguas, danza, literatura y música,
recibiendo con esta Cantata a 150 artistas en escena, entre la Orquesta
Camerata Metropolitana de la Ciudad de México, la Sociedad Coral Cantus
Hominum, los grupos de música prehispánica Tribu y Yodoquinsi, así como
la Compañía de Danza Visual y cantantes solistas recordaron en náhuatl,
una lengua viva, un pasaje fundamental en la historia del Señorío de
Iztapalapa.
Apoyada
en la proyección de imágenes que recrearon la grandeza de la Gran
Tenochtitlan, la historia escrita por Samuel Máynez y traducida al
náhuatl por Patrick Johansson, la Cantata escénica Cuitlahuatzin
rememoró, entre otros episodios, la batalla del 30 de junio de 1520,
cuando Cuitláhuac venció a los españoles en lo que se llamó la Noche
Triste, hoy rebautizada como Noche Victoriosa.
Con
un público que llenó el recinto, esta puesta en escena puso en relieve
que a través del arte es posible mantener la memoria para comprender el
pasado y el presente del país. Entre ópera, teatro, danza y una
majestuosa orquestación.
En
el escenario de la Sala Principal se presentaron los y las cantantes
Pablo Aranday, Enrique Ángeles, Carlos Lozada, Alonso Sicairos-León,
José Arturo Barrera Heredia, César Delgado, Maryfer Santillán, Valentina
Hernández, Arturo Técuatl, Josué Hernández, entre otros, quienes
personificaron a Moctezuma, Cuauhtémoc, Cuitláhuac y la Cihuacóatl,
ataviados con las vestimentas con genuinos diseños y colores basados en
la minuciosa investigación realizada en el Códice Boturini.
Previo
a la escenificación, el autor de la obra, Samuel Máynez, y el autor de
la música, Samuel Zyman, subieron al escenario y flanqueados por los más
de 150 artistas, dieron breves explicaciones acerca del trabajo que
realizaron desde hace varios años para hacer realidad la puesta en
escena, así como algunas colaboraciones institucionales que permitieron a
los grupos Tribu y Yodoquinsi utilizar instrumentos de música antiguos y
originales.
Asimismo,
la puesta en escena puso de relieve que el tlatoani Cuitlahuatzin nunca
fue vencido por los conquistadores, sino por la viruela, enfermedad que
llegó junto con los españoles desde el viejo mundo. Con ovaciones del
público, que se prolongaron varios minutos, la obra cerró con el grito
unánime de los asistentes: “México, México, México”.
Al
final de la representación, la directora general del Instituto Nacional
de Bellas Artes y Literatura (Inbal), Lucina Jiménez López, y la
alcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada, hicieron entrega de
reconocimientos de una escultura simbolizando el Corazón de Lucha y
Resistencia al talento artístico que hizo posible la obra: el músico y
escritor Samuel Máynez, quien realizó el libreto; el compositor Samuel
Zyman, autor de la música; el historiador Patrick Johansson, quien hizo
la traducción al náhuatl; el director concertador, Humberto López
Sánchez; el director de escena, Ragnar Conde; y el director del coro,
Leonardo Villeda, a la coreógrafa Patricia Marín -del Centro de
Producción de Danza Contemporánea del Inbal-, así como escenógrafos,
maquillistas y diseñadores de vestuario.
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